Carta al PP sobre la PAH

Buenos días.

Me dirijo a ustedes desde este humilde blog, abandonado hace algún tiempo, en relación a unas declaraciones que últimamente están efectuando algunos de sus militantes y responsables. Estas declaraciones, aparte de estar completamente bien estudiadas y programadas, son repugnantes, tanto por el fin que persiguen como por ser manifiestamente absurdas e infundadas. Me refiero, ya se habrán dado cuenta, al intento de criminalizar a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) intentando mezclarla con un grupo terrorista como ETA.

En un país normal, me refiero a un país donde los corruptos van a la cárcel y no dan lecciones por televisión, estas declaraciones suponen el cese o la dimisión inmediata de quien las ha proferido. Pero por desgracia, este no es un país normal, y estas declaraciones están encontrando apoyo mediático por parte de la prensa del régimen.  No les culpo, ellos tienen sus propietarios, al igual que ustedes, pero sí que me gustaría desahogarme en este momento con respecto a este tema.

En este país, cuando algo se sale de la “normalidad democrática”, se invoca, cual conjuro de Fierabrás, al terrorismo de ETA. Han acusado de cercanías con ETA a los mineros, a los estudiantes, a los obreros en huelga, al 15M, a Gordillo y por supuesto, a cualquier militante vasco de izquierdas e independentista. Durante mucho tiempo esta técnica ha funcionado muy bien, quizá por eso la utilizan ustedes tanto, pero creo que esta vez no les va a funcionar.

¿Qué porque no les va a funcionar?

Pues muy simple. Porque en esta ocasión, la causa que ustedes tratan de criminalizar está apoyada de forma masiva y aplastante por la inmensidad de la clase obrera. Esto es debido a que es una cuestión de derechos humanos tan básica, que solo serpientes como ustedes pueden dudar de su legitimidad. Me refiero, como no, a las demandas de la PAH, que son relativas a la paralización de los desahucios, al alquiler social y a la dación en pago retroactiva.

El genocidio financiero que supone la ley hipotecaria en España, que ya ha sido catalogada como ilegal por la UE, se ha llevado a centenares de miles de personas y proyectos por delante. ¿Imaginan ustedes el trauma que supone ser expulsado de su vivienda por unos miles de euros mientras se ha apoyado al sistema financiero con miles de millones del pueblo? Claro que lo imaginan, ustedes son los ejecutores de ese castigo a las clases populares de este país, para eso les pagan las élites financieras.

Pero seamos concretos con el asunto, no vayamos a rememorar y a recordar los efectos trágicos que esta criminal ley tiene. ¿Por qué se producen ahora estás declaraciones y estas campañas contra la PAH y sus portavoces? Porque les han dado donde les duele, en sus casas, en sus cómodas casas y calientes colchones, pagados con el sudor de miles de obreros y parados que ven como se quedan sin sus hogares. La campaña de “escraches” que está llevando a cabo la PAH, para señalar a aquellos que se niegan a acabar con una ley injusta, está teniendo un rápido efecto.

Se han apresurado ustedes a llamar a sus tertulianos a sueldo, para que corran a difundir sus mensajes por los medios de comunicación de masas, para que presenten a los desahuciados como a acosadores y violadores de domicilios (¿les suena esto de violadores de domicilios?). Se utiliza el llanto de los hijos de González Pons como ariete contra la protesta, puesto que no es de recibo que estos niños soporten golpes en sus puertas y pegatinas en sus buzones.

¿Y qué hay de los hijos de la clase obrera, que no solo aguantan golpes, sino que tienen que ver como revientan las puertas de su vivienda y sacan a sus padres a rastras por el suelo del salón? ¿Es que no son hijos también los de los desahuciados? Como rezaba una pancarta de la protesta minera: “si nuestros hijos pasan hambre, los vuestros verterán sangre”.

Yo, personalmente, como la inmensa mayoría de la juventud obrera y estudiante de este país, apoyo la campaña de escraches contra ustedes y contra todo aquel que impida vivir con dignidad a los míos. Si de alguna forma ustedes intentan seguir por este camino, por el camino de no atender las demandas más básicas de justicia social, pueden encontrarse un día con que el problema menor que tengan sean un par de pegatinas en sus buzones.

Sin nada más que añadir.

Un saludo revolucionario.