sábado, 27 de agosto de 2011

OCTUBRE DEL 34'


España es un país que desde hace tiempo mira a su pasado con una mezcla de desconocimiento y desinterés, a ello han contribuido 40 años de dictadura fascista que han asentado bien los pilares del capitalismo en este país y han eliminado cualquier sentimiento de rebelión. El franquismo cumplió el objetivo a corto plazo, poner fin al movimiento obrero que estaba surgiendo en España, y a largo plazo, destruir la conciencia de sus miembros (física y ideológicamente). Más de medio millón de muertos y otro medio millón de exiliados inmediatamente después de nuestra guerra dejaron al pueblo agotado, sin fuerzas para rebelarse, y con ganas de que fuese como fuese todo acabara de una vez. Más de 70 años más tarde es importante hablar sobre unos hechos que según mi opinión acabaron de convencer a los burgueses de la necesidad de una dictadura fascista para controlar al pueblo, los hechos de Octubre de 1934.

Primero hay que situarse históricamente, y para ello nos remontamos a la II República, concretamente al bienio cedista de Lerroux, aunque haremos un pequeño resumen previo. La II República llegó con una gran voluntad de reformas democráticas (democrático-burguesas), el pueblo dio el poder a los progresistas burgueses que rápidamente prometieron un avanzado programa de reformas con tres pilares: ejército, clero, tierra.

La reforma militar era muy necesaria pues había casi un oficial por cada 6 soldados y el gobierno intentó retirar a gran parte de ellos, sobretodo a los que se sospechaba que formaban parte de movimientos golpistas (no le salió muy bien). El clero en España era un verdadero dueño de la educación y la sanidad, además, debido a la pobreza contaba con gran cantidad de miembros (puesto que allí se comía todos los días), el gobierno intentó una tímida separación de la Iglesia y el estado. El problema más grande fue el de la tierra, que llevó al gobierno progresista a crear el instituto de la reforma agraria (al que le faltaba financiación) para que llevase a cabo una reforma en la propiedad de los cultivos y haciendas que eran en gran parte (sobretodo en Andalucía) propiedad de la Iglesia y de los terratenientes.

Todas estas reformas prometidas no fueron llevadas a cabo bien, sobretodo la de la reforma agraria, que ni se empezó prácticamente. Pero hay una cosa que yo me pregunté hace un tiempo y que seguro que más de uno también: Si las reformas que pretendía el primer gobierno progresista de la República no atentaban contra la propiedad de la tierra ni de las fábricas; ¿Cómo es que hubo una reacción tan contraria de la mayoría de los burgueses españoles a dichas reformas si nos les afectaban tanto? Pues debido a que la burguesía española no era la burguesía alemana, ni la francesa, ni la británica, sino que tenía una mentalidad atrasada, todavía no estaba desarrollada como burguesía completamente y tenía muchos elementos ideológicos del antiguo régimen en su cabeza. Antonio Liz explica esto perfectamente en el siguiente párrafo:

“la clase dominante, debido al atraso del capitalismo español, tenía una mentalidad de viejo régimen, estaba anclada psicológicamente en el pasado porque en la práctica había hecho y deshecho a su antojo. Así, el limitar (y añado yo, débilmente) sus privilegios, que no era quitarles sus propiedades, le parecía sencillamente intolerable. Además, en cualquier reforma atisbaban la posibilidad de la revolución social, lo que para ellos era el apocalíptico infierno.”

Este fragmento de Antonio Liz nos indica que la reacción de la mayor parte de la burguesía española (la conservadora) fue contraria a las reformas por dos motivos: su mentalidad retrasada respecto a otras burguesías europeas, y el firme pensamiento de que las reformas conducirían a la revolución (al final fueron las no reformas las que precipitaron la revolución).

Una vez hemos explicado el descontento de la clase burguesa mayoritaria con las reformas, hay que explicar cómo llegaron al poder, esto aunque pueda parecer que me extiendo innecesariamente es importante, pues la llegada al poder de la CEDA precipita la revolución y por tanto hay que entender los motivos. Esto puede parecer un poco contradictorio también, es decir: ¿Cómo es posible que un pueblo descontento por la tibieza de los burgueses progresistas diese el gobierno a los burgueses conservadores, entre los que había suerte si encontrabas a un republicano?

La insuficiencia de las reformas (que no modificaron la vida de la gente), unido a algunos episodios de represión del movimiento obrero por parte de las autoridades del gobierno progresista burgués (casas viejas, deportaciones de anarquistas…etc.) hizo que los obreros y campesinos les diesen la espalda. Esta situación de desengaño del electorado hizo que la abstención subiese hasta un 32,4%, cosa que facilitó el triunfo de las derechas de la CEDA. Una vez en el poder, los conservadores burgueses anularon todas las reformas del anterior gobierno y amnistiaron al golpista asesino Sanjurjo (la Sanjurjada del 32’).

Habiendo indicado de donde llega el descontento del pueblo, y como consecuencia de este, explicando la llegada de las derechas reaccionarias al gobierno en el 33 hemos concluido la parte que hablamos del contexto histórico de los hechos. Ahora veamos porque los obreros se lanzan a la insurrección en Octubre.

En Europa había en ese momento tres enemigos de los trabajadores, Hitler, Mussolini y Dollfuss, y los obreros de nuestro país los conocían bien, así que lo que temían era que bajo la legitimación de las urnas, las derechas españolas hicieran lo mismo que en Alemania, Italia y Austria estaban haciendo los perritos falderos del capital. ¿Tenían razón los obreros para pensar que el gobierno cedista era de la misma calaña que los fascismos de esos tres países? Veamos algunas declaraciones de intenciones de los miembros del gobierno:

“Para mí solo hay una táctica hoy: formar un frente antimarxista […] ¡Qué importa que nos cueste hasta derramar sangre! No necesitamos el poder con contubernios de nadie, necesitamos el poder íntegro” (Gil Robles).

"Sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse a favor de España y en contra de la anarquía, si ésta se produjese" (Calvo Sotelo, aunque la dijera en el 1936, da una idea de sus posturas).

Ante tales “perlas” de los diputados de las derechas-burguesas estaban los obreros, 100% legitimados para la insurrección pues, como leí en un artículo de la F.Andreu Nin: “¿algún demócrata hubiera cuestionado una revolución popular contra Hitler en el 33? Esa era la situación con la CEDA” (cito de memoria). Esta situación de filo-fascismo institucional que trajo la CEDA al gobierno republicano hizo que en el año 1934, concretamente el 5 de Octubre, estuvieran en marcha las huelgas e insurrecciones en ciudades muy diversas de España. De todos modos la clase trabajadora está dividida entre aquellos convencidos de que iban a la rebelión y entre aquellos que simplemente veían la acción como una huelga general más.

En Madrid se declaró la huelga general el día 5, el movimiento era dirigido en gran parte por las juventudes socialistas y fue bastante exitoso en cuanto a participación. Los empresarios se acogieron a la prohibición del derecho de huelga para despedir a los que no iban a su trabajo y los periódicos como el ABC exigían medidas contundentes contra los trabajadores. Hubo enfrentamientos armados entre las fuerzas del gobierno y los obreros por todo Madrid, duros fueron en la estación de Atocha y otros lugares, pero a partir del día 8 empezaron a reprimir por medio de las detenciones, incluso a Largo Caballero lo arrestan el día 14. La situación en Cataluña era un poco distinta pues la postura de la mayor organización de masas, la CNT, era confusa. El día 5 la Alianza Obrera secundó la huelga mientras los anarquistas tenían un papel contemplativo, exceptuando algunas poblaciones cercanas a la ciudad condal, donde tomaron el mando de la insurrección. El gobierno de la Generalitat (que formaba parte de la burguesía-progresista, por tanto enemiga del gobierno central) declaró “la República Catalana dentro de la Federación Ibérica”, pero finalmente el día 9 la situación se controla gracias a la llegada de tropas de África que detendrán a los políticos burgueses-progresistas acusándoles de traidores y a miles de obreros en toda Catalunya. El periódico “El Debate” de la derecha más reaccionaria decía el día 7 “El Ejército clava la bandera de España sobre la Generalidad sublevada”.

Hemos visto como la situación se controló rápidamente por el ejército en las dos grandes ciudades, sobretodo en Barcelona donde hubo más de 40 muertos, pero si por algo es conocida esta insurrección obrera es por el valor de los mineros asturianos. Los mineros asturianos declararon la República Socialista de Asturias y en poco tiempo controlaban todo el territorio. El día 5 la lucha estaba generalizada por el actual principado y ya se extendía incluso a provincias como León, un número muy elevado de cuarteles de la guardia civil son asaltados y atacados por los mineros revolucionarios que se ayudaban de la dinamita de su oficio para reventar las fortificaciones. Se hicieron actos de otro tipo como la quema de Iglesias (la de La Felguera) y la abolición del dinero, además de estas medidas se hacían circular boletines en los que se prohibía el pillaje bajo pena de fusilamiento, parecía que el pueblo armado se estaba organizando rápidamente.

Las fuerzas de la reacción, conscientes de la derrota en Asturias se retiran a posiciones defensivas cosa que permite a los proletarios organizar la retaguardia cómodamente bajo la premisa del “comunismo libertario”. Lo primero fue organizar un ejército para que defendiese la insurrección y después empezar a organizar la producción y la organización de la economía diaria. Se crearon los llamados Comités Revolucionarios Provinciales (porque hubo 3), donde participaban anarquistas, socialistas y comunistas (BOC) y se comenzó a atender a los heridos, los campos y la producción de abastos.

La experiencia de la comuna asturiana no duró mucho ya que los reaccionarios habían vencido en todas las demás partes del país, aislando a los asturianos, que a pesar de contar con 15000 milicianos, los tenían mal armados y sobretodo mal municionados. Esta situación de aislamiento precipitó la contraofensiva del gobierno burgués que ya el día 7 envía 600 soldados del 29 Regimiento de Infantería de Ferrol, y el día 9 llegan un tabor de Regulares de África. Debido a la desproporcionada correlación de fuerzas entre divisiones militares y unos cuantos revólveres de los proletarios, estos, tienen que ir retrocediendo aunque combatiendo con ferocidad. Finalmente el día 18 de Octubre de 1934 se hace circular por parte del Comité Militar Revolucionario de Asturias un panfleto donde se exige “una tregua en la lucha”. Esencialmente la Revolución de Octubre termina con la derrota (la rendición) de los mineros asturianos que lucharon bravamente contra el enemigo, pero que por las circunstancias no tenían más opción que la que tomaron. Para terminar el post me gustaría colgar un par de testimonios, uno de cada bando:

-Comportamientos de los Regulares:

“entraron los Regulares. Yo salí con mis seis hijos […] el capitán me dio su palabra de que a mis hijos no les ocurriría nada, que únicamente los llevaba a declarar […} se oyeron unos disparos”

-El General López Ochoa habla de la Legión comandada por Yagüe:

“entonces procedieron mas cruelmente, decapitaron o ahorcaron a los presos, y les cortaron los pies, manos, orejas, lenguas, ¡hasta los órganos genitales!”

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